Una visita al Three Deuces era un rudo golpe para la mayoría. No había un solo periodista en la prensa especializada y en la metropolitana al que le gustara la música que se hacía. La mayor parte de ellos la odiaba y hablaba mal de ella. Unos cuantos críticos hacían sinceros esfuerzos por escribir artículos con sentido y explicar a sus lectores el fenómeno del bebop, pero la mayoría de ellos no lo conseguía. Las alteraciones de los acordes eran difíciles de seguir, y todo estaba tocado con un ritmo ofensivamente rápido. El único punto en el que había un acuerdo era en que los boppers sabían tocar sus instrumentos. "Entonces, ¿por qué diablos no pueden tocarlos con corrección?" Los críticos de jazz de más experiencia, que habrían tenido que entender más que los demás, se perdieron los puntos importantes. La música que dieron en llamar "no jazz" o "antijazz" se ajustaba a todas las reglas por las que se había regido el jazz de siempre. Era improvisado colectivamente e intensamente personal en la entonación (lo que hoy sería cool y no hot). Los mismos críticos se quejaban de que "no tenían swing". De hecho, lo tenía más que ninguna forma de jazz anterior, pero las viejas arterias estaban demasiado rígidas para reaccionar. Los boppers no se salieron de su camino para explicar su arte. Ojeaban la prensa musical con la misma falta de interés con la que miraban al mundo del espectáculo establecido, Un importante crítico escribió: "La versión del bebop de Parker sólo varía de la de Dizzy en el hecho de que toca escalas cromáticas arriba y bajó de todas las tonalidades." Charlie se mofó de él durante años a menudo amonestando a sus hombres parea que estuvieran atentos a las escalas cromáticas.
"Famosos" directores de orquestas, sintiéndose traicionados y deseosos de enterrar al bebop, hicieron declaraciones vitriólicas y estúpidas. Tommy Dorsey, entrevistado por un miembro de la plantilla de Down Beat, declaro:
-El bebop hace retroceder la música veinte años.
Luis Armstrong, gran innovador en otra época, dijo que los boppers tocaban falsos acordes. John. Hammond, santo patrón de los hombres del swing situado aún en los niveles superiores de la escala de los directores de artistas y de repertorio, dijo:
-Para mi, el bebop es una colección de clichés nauseabundos, repetidos ad infinitum.
La frase en latín, pescada de sus dos años de estancia en Yale, le ponía un sello oficial a la desaprobación del bebop. Sigmund Spaeth, el escritor de música popular más ampliamente leído, pontificaba:
-El desarrollo gradual (o la decadencia) de la distorsión del jazz...a las absurdidades artificiales del llamadas bebop debe ser evidente incluso a los oyentes no habituales.
El columnista de Nueva York Jimmy Cannon, de vuelta de un descenso enervante hasta el sótano donde se hallaba el club en el que Charlie y Dizzy actuaban alegremente, decía en el reportaje que escribía para su querido millón de lectores: "El bebop me parece una quincallería en medio de un terremoto". Como señaló el observador Louis Gottlieb, la impresión que le producido a la mayoría de la gente que escuchaba el bebop por primera vez, era de dolor y de que les estaban tomando el pelo.
Los boppers recibían la ofensa como algo predecible e hilarante. Se deleitaban mencionando del último apunte. Los únicos dos nombres de la tradición del swing que no hicieron declaraciones como las anteriores, porque sabian más, fueron Duke Ell,Montgomery y Country Basie, hombres que hicieron su propia contribución a la historia del jazz y valoraban la buena música fuera cual fuese su forma.
Mientras tanto, el hijastro del jazz ponía tercamente los pies en la puerta de la calle 52. Ya en el invierno del año 1944-1945 la orquesta de Parker-Gillespie era la atracción más discutida de la Calle, y también la más apasionante. Las actuaciones nocturnas del Deuces levantaron oleadas de conmoción que se hicieron oír de costa a costa. Los autobuses que llegaban a Nueva York transportando grandes orquestas, traían peregrinos que se dirigían a la nueva Meca; y de entre ellos, los más jóvenes hacían su primera parada en el Deuces. Muchos de ellos abandonaban sus trabajos y se quedaban rondando por la Calle, para poder escuchar a Bird y a Dizz cada noche y, con mucha suerte, tocar en una jamm session con sus ídolos. La nueva música, ya en efectivo en la primera orquestina verdadera de bebop y tocada por sus principales innovadores, fue escuchada como una revelación, y sus ejecutantes fueron tratados como profetas.
Ross Russell - Bird la biografía de Charlie Parker
11 comentarios:
Está interesante esta biografía.
El problema es que es propiedad de la biblioteca municipal y el libro está descatalogado.
Me estoy planteando seriamente un atraco a los bienes municipales...
Cuenta conmigo.
Me he consolado comprando esta mañana "Jazzuela", no sé bien si será suficiente para calmar la ansiedad obsesiva...
¿Tienes 'Jazzuela'? Cómprame una por favor, que ya te la pago, que aquí es difícil encontrar esas cosas.
Los críticos y el terror a lo desconocido. Lo nuevo suele inspirar inquietud o desconfianza, en el mejor de los casos, y hasta odio. Lo ya entronizado y aceptado desestima cualquier variación por un buen rato. La cabeza abierta la tienen unos pocos al principio. Por eso son Charlie Parker, Astor Piazzolla, Bob Dylan o... Seguro, ése también.
Creo que excepto Leonard Feathear y Barry Ulanov, ningún otro crítico apoyó el Bebop.
Cosas que ocurren...
Los críticos suelen ser listos como el hambre, porque además suelen funcionar a toro pasado.
Cuesta entender que no "notasen" el Swing.
Qué fotazo.
Te veo ahí, tecle tecleando la biografía y gozando.
Estas cosas tan buenas sería un delito no compartirlas.
Tendré, sin que sirva de precedente, darte la razón...
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