miércoles, 5 de febrero de 2014

Ruben 'Baby' López Fürst


Rubén ‘Baby’ López Furst es historia del jazz argentino. Nacido en 1937 y fallecido en el 2000 “Baby” cubrió una gran época del jazz que se hacia en Argentina. Empezó en el Hot Club de Buenos Aires en 1951 tocando swing y dixeland, desde allí fue desarrollando su carrera hasta crear lo que fue su trío de cabecera durante 20 años, desde el 62 al 82, con Jorge González al bajo y Néstor Asterita a las baquetas. Podríamos compararlo, salvando las posibles distancias, con Tete Montoliú.
A este trío pertenecen las grabaciones ahora editadas por Vampisoul, que continua en su tarea de ir desenterrando joyitas de tiempos pasados, dos discos reunidos en un cedé que pertenecen a los años 1966 y 67 y que son un buen ejemplo de lo que se cocía por aquellos lares.
Siguiendo el orden del disco primero aparece “Jazz Argentino” de 1967, que en realidad era el primer volumen de un proyecto ideado por la CBS – Columbia, que quedo interrumpido, para mostrar la vitalidad que tenía el jazz en este país. En esta grabación aparte del trío de Rubén López Furst destacaremos la presencia de Rubén Barbieri a la trompeta y Jorge Anders, que hizo carrera en U.S.A., al saxo.
Podemos decir que la música que aquí se escucha es un cool jazz entre Dave Brubeck y Bill Evans que nunca deja de sonarnos argentino, lo cual resulta muy grato.
El segundo LP integrado en el álbum es “Jazz en la Universidad” y consiste en una grabación en directo de 1964 editada en el 66 donde tenemos más de lo mismo pero solo en trío. Es un disco que se hace muy agradable de escuchar a pesar de los problemas de “master” que presenta sobre todo en la edición de “Jazz en la Universidad” con un sonido que fluctúa a veces de manera inquietante.
En cuanto a los temas destacar los propios de Furst, “Hombre Amaestrado” y “Un Poco Alegre” y la presencia de numerosas versiones, sobre todo en la grabación en directo donde se atreve con Brubeck en “Your Own Sweet Way”, con el Ghershwin de “It Ain’t Necesarely So” o con “Stella By Starlight” entre otros.
En definitiva documentos que bien merecen una escucha por que todo no va a ser jazz yanqui, Latinoamérica ha existido y existirá.
I. Ortega

14 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Por lo que vamos viendo, hay toda una generación (o varias) de músicos argentinos de jazz que tienen poco que envidiar a los músicos consagrados. Ocurre lo mismo con los españoles, y seguramente con los de otros países que no se llaman EE.UU.

Sirgatopardo dijo...

Argentina siempre fue una potencia musical. El tango trae consecuencias...

carlos perrotti dijo...

Baby nuestro que estás en los cielos... si hubieras nacido en USA lo que serías, estarías en el Olimpo de los músicos.

El disco de él con Finito, Fulgor, es una joya...

Atosigo un poco más, ya que estoy:

http://www.melopeadiscos.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=79:baby-lopez-furst&catid=34:artistas&Itemid=57

De hecho en este link hay un catálogo de todos esos músicos que menciona Juan.

Sirgatopardo dijo...

Un pianista fino y elegante.
Habrá que echarle un vistazo al Link que tan generosamente nos proporcionas.

carlos perrotti dijo...

Fino es mejor que sutil...

Sirgatopardo dijo...

Para mi es lo mismo, para poetas quizás no. Lo importante es pararse a escuchar, e intentar definir.

carlos perrotti dijo...

Por eso. Fino es más nítido. Sutil algo etéreo, incorporeo...

carlos perrotti dijo...

´con acento...

Sirgatopardo dijo...

La música es etérea e incorpórea, como la poesía.

marian dijo...

Madre mía, ya solo falta Valdano por aquí.

marian dijo...

¿El pianista es hermano del violinista de ayer?

Sirgatopardo dijo...

Todo llegará...

carlos perrotti dijo...

Claro, y tenían un grupo allá a comienzos de la década del '70, el Cuarteto López Furst que sacó un disco, "Oliendo los Blues", con Héctor en violín eléctrico (nada menos), Baby en guitarra (no al piano, Carlos Raúl López Furst en contrabajo y Norberto Minichilo en batería. Un discazo.

marian dijo...

Me quedé con el nombre (más bien, con el apellido) porque me gustó. Lo que pasa es que violinistas como Oliva se dan de mucho en mucho, creo.