Nos llevaron a un cubículo el el área de urgencias. Art estaba tumbado en la camilla, pero de pronto se levantó y me dijo que se moría de hambre. Me pidió que fuera a comparle una chocolatina. Salí, le compré la chocolatina y volví. Me lo encontré esnifando una raya de coca.
- Si tengo que morirme, que por lo menos sea con un buen subidón encima - bromeó.
Le administraron la metadona. Me senté junto a la cama y lo vi relajarse. Le acaricié el pelo. Canté para él y, cuando terminé, vi que una lágrima rodaba por su mejilla. Fue entonces cuanto de pronto lo comprendí. Iba a perderlo para siempre. Lloré de forma incontrolable.
2 comentarios:
Gracias por todos esos post sobre Art Pepper...he llegado hasta su música recién este 2014 y estoy disfrutando de su sentido melódico y su intensidad.
Salud!
Pues me alegra, ya que se trata de uno de mis músicos predilectos.
Bienvenido al blog.
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