Una vez que un músico comienza a tocar y a grabar se convierte, desde luego, en una figura pública, cuya obra será analizada y evaluada tanto por sabios como por idiotas. Miles cosechó los primeros apuntes de los críticos cuando se editó el disco de 78 r.p.m. con "Billie's Bounce" en una cara y "Now´s the time" en la otra. Recibió una condena unánime. El comentarista del Down Beat escribió:
Estas dos grabaciones son ejemplos excelentes del otro aspecto de la manía Gillespie: El mal gusto y el inoportuno fanatismo del estilo desinhibido de Dizzy. Sólo Charlie Parker, que es mejor músico y que todas maneras merece más crédito que Dizzy por ese estilo, las salva del desastre. Pero él tampoco está en buena forma: una lengüeta mala y unos desaciertos inexcusables no se traducen en buen jazz. El trompetista, un chico despistado, sea quien sea, toca a la manera de Gillespie y de la misma forma en que lo hacen casi todos los niños que copian a su ídolo: con la mayoría de los errores, falta de orden y sentido y una adhesión completa alas acrobacias técnicas.
Esta crítica es un ejemplo de la típica clase de maltrato que se le daba al bebop a mediados de la década de 1940, y la eterna desconfianza y desprecio que Miles sentía por los críticos (con pocas excepciones) bien pueden haberse originado en ese período.
3 comentarios:
Nunca sonó mejor Charlie Parker que cuando tuvo a su lado a un joven Miles.
Palabras mayores, esto son palabras mayores.
Por cierto, completamente de acuerdo con Juan; Charlie Parker y Miles se complementaban a las mil maravillas. Es lo que tiene la suma de talento.
Un saludo, Gato.
Al igual que la posterior colaboración entre Miles Davis y John Coltrane.
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