La pieza que da título al álbum, "Tutu", es la primera. El oyente se ve lanzado a un nuevo mundo musical, un paisaje sonoro radical pero atractivo y coherente. Desde el explosivo acorde introductorio, la pieza posee una respiración hermosa hasta el final, y el bajo de Marcus Miller se suma al swing seductor de la sección rítmica que es en su mayoría programada. La atmósfera es completamente característica de Miles -evocativa, alegre, pero a la vez reflexiva y con un toque de melancolía-, y toda la pieza es un diálogo entre él y los sonidos orquestales. En algunos momentos también toca partes orquestales escritas entre los solos. Es un contexto extremadamente exigente, pero siempre suena como si quisiera transmitir todo lo que toca, y a veces se lanza al límite con frases apasionadas y alaridos, que cuando se pasa a la sordina Harmon, se convierten en sonidos concentrados, claustrofóbicos y emotivos.
Dos años después, el perceptivo crítico y comentarista Mike Zwerin escribió:
El mejor disco de jazz de la década es Tutu de Miles Davis. No hay absolutamente ninguna duda al respecto. Es la banda sonora de la película nuestra en los centros urbanos de los ochenta, incluso en los suburbios, el acompañamiento perfecto de la vergüenza y el esplendor de nuestras ciudades (...). Además debemos admitir que la calidad de vida se vuelve cada vez más mínima, de manera que Tutu, una obra maestra minimalista, también es adecuada en un nivel formal.
2 comentarios:
Gran disco, efectivamente, Tutu
De lo mejorcito.
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