miércoles, 9 de julio de 2014

Equivocado de tiempo y lugar

Tete Montoliú: equivocado de tiempo y lugar

Whisky y Jamboree fueron no sólo escaparate para el jazz foráneo sino también, y a falta de academias especializadas, la escuela en que se forjó una generación de jazzmen: los músicos de la casa.
De entre los de la tierra, destacaba por derecho propio y méritos de jazzista, el nombre de Tete Montoliú, "pianista sutil que pareciera haberse equivocado de tiempo, lugar incluso de color de piel, cuyo talento, comparable al de el mejor pianista bop, explotó por estos años.
A raíz de sus actuaciones en los festivales de Cannes (1958), San Remo (1959) y Berlín (1961), "sorprendió, intrigó, sedujo, conmovió, entusiasmó al pequeño mundo de los aficionados al jazz". Le dedicaron epítetos elogiosos Ben Webster y Kenny Dorham, quien apercibió al saxofonista Joe Henderson: "tienes que escuchar a ese 'motherfucker'… en el buen sentido de la expresión, naturalmente".
Los años de la crisis (primeros sesenta) que cercenó de jazz a la Ciudad Condal, los paso Montoliú como pianista de la casa en los clubs Blue Note de Berlín y Montmartre de Copenhague.
"Ahora sí que encontrado lo que me gusta, -declaró por aquellos días- es esto: toca con sencillez y tranquilidad, seguro de mí mismo, en completo relax, sin preocuparme de lo que hagan otros pianistas en otros sitios".
Por el mismo precio, tuvo la oportunidad de alternar con gigantes del jazz de la categoría de Dexter Gordon, Niels-Henning Orsted Pedersen y el inefable Rahsaan Rolando Kirk.
En el año 1967, vil el pianista cumplirse dos de sus aspiraciones: tocar en Nueva York y regresar a su ciudad natal, una vez que la actividad jazzística se hubo estabilizado por acción del recién abierto Jamboree.
A la ciudad de los Rockefeller fue por cuenta de la Cámara de Comercio, acompañando a la cantante Nuria Feliú. Según ha contado el propio Montoliú, ocurrió que alguien, medio en broma, le ofreció la posibilidad de grabar un disco en el Village Gate con el acompañamiento a su elección. Ni corto ni perezoso se decidió por Richard Davis y Elvin Jones, la rítmica de John Coltrane. Al día siguiente, les tenía a los dos a su disposición:
"ambos pensaban que por ser español, ciego y sin cartel, mi intervención se convertiría en una merienda de negros… con perdón. De ahí, a preguntarle si tenía un negro en la familia: toca usted como nosotros".
De vuelta casa, grabó dos discos con el título de A tot jazz para Concentric, una compañía independiente dedicada a la nova canço acompañado por el batería Billy Brooks y el contrabajista Eric Peter. A años vista, lo mejor y lo más serio que se hizo en los años 60 en España, por lo que toca al jazz. En el terreno de lo anecdótico, aunque no por ello desprovistos de interés, se cuentan los tres discos dedicados al bolero, la/el samba y las canciones de Joan Manuel Serrat.

Chema García Martínez - Del fox-trot al jazz flamenco

6 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Un grande. Aunque ya tenía su enorme trayectoria, lo conocí, nunca es tarde, y me fascinó escucharlo con el acompañamiento de Horacio Fumero, bajista de Adrián Iaies, entre otros.

Juan Nadie dijo...

"Toca usted como nosotros", le dijeron. Y aquí tardamos en enterarnos.

Sirgatopardo dijo...

De hecho, ni nos enterábamos.
¡Horacio Fumero! Qué bueno.

marian dijo...

Es cierto, pero yo lo recuerdo de siempre. Era (es) un músico hipnótico, un pianista de Hamelin.

Sirgatopardo dijo...

Decía Javier Colina, el contrabajista que tocó muchas veces con el, que jamás interpretaba dos temas igual.

marian dijo...

Y una sensibilidad al piano como pocas.