sábado, 28 de enero de 2012

Gino Paoli

Pasión por el jazz 
  La pasión del músico italiano por el jazz viene de antiguo: “Descubrí el jazz al término de la Segunda Guerra Mundial, con los americanos. Para mí el jazz es la libertad, lo llevo en el corazón”. Hablando de jazz, Paoli es un hombre de gustos amplios y diversos: “No hay un jazz mejor o peor, solo hay un jazz bueno y uno malo. Me gustan Lester Young y Louis Armstrong. Entre los cantantes, Nat King Cole y Tony Bennett, Billie Holiday, Elis Regina, Barbra Streissand…”. Pero una cosa son los gustos y otra cosa es hacer de ello profesión: “Al principio yo me dedicaba a mis cosas, hasta que un músico de jazz muy importante de mi país, Enrico Rava, me llamó: ‘Estoy pensando en organizar un concierto con un cantante y resulta que tú eres ese cantante’. Pues vale. Dimos el concierto a ver qué salía y tuvo un éxito tal que todo el mundo estuvo tratando de convencernos para que repitiéramos. Tanto insistieron que, al final, cedimos. No sé cuántos conciertos hicimos, muchísimos”. Por más que no sea un especialista en el tema, Paoli confiesa sentirse “perfectamente a gusto” compartiendo escenario con un conjunto de músicos de jazz: “Eso es así porque, para mí, cantar es un toma y daca continuo entre yo mismo y los que están a mi alrededor, al final todos nos enriquecemos con las aportaciones del otro. Pero yo sé que esto no es para todo el mundo. La mayoría de los cantantes llegan al estudio, o al escenario, le echan un vistazo al arreglo, lo cantan y buenas noches. Yo nunca hago playback, soy famoso por eso. Creo que soy el único cantante en mi país que jamás ha hecho playback. Los demás cantan siempre igual, yo no. Es como si vas a una recepción de la reina Isabel o a un festival del Partido Comunista: te comportas de distinta manera. Pues cuando cantas es lo mismo”. Paoli sabe de lo que habla: aunque retirado de la política desde 1992, fue elegido diputado del Parlamento italiano por el Partido Comunista en 1987: “Mi actividad política tiene que ver con la necesidad que tenemos todos de enfadarnos ante hechos como la corrupción. Un hombre se muere cuando pierde la capacidad de enfadarse, y ahora hay muchos motivos para enfadarse. Hay un barco en el que estamos todos que se está hundiendo, y ahí estás tú con tu pequeña parcela tratando de salvarte por ti mismo. Eso no sirve para nada porque si el barco se hunde, tú y tu parcelita se van a hundir también. Sin embargo, no parece que haya nadie que lo comprenda. Aunque creo que Monti ha reaccionado y está trabajando en esa dirección”. 

Chema García Marínez EL PAÍS

2 comentarios:

Juan Nadie dijo...

¡Qué cantidad de buenos músicos hay en Italia!

Un hombre se muere cuando pierde la capacidad de enfadarse, y ahora hay muchos motivos para enfadarse. Sí.

Sirgatopardo dijo...

Y los que vá a haber....