Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin tí.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de tí,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
4 comentarios:
Siempre es un placer escuchar al amigo Silvio, del que hemos cantado hasta la saciedad sus canciones.
No se me olvida una actuación suya y de todos sus compañeros de la Nueva Trova Cubana, Pablo Milanés incluido, en Valladolid, allá por mediados de los setenta.
Ya llovió
Yo tengo verdadera debilidad con este tipo.
No lo puedo evitar, me gustan todas sus canciones menos dos del último disco, que me parecen las peores canciones que se han escrito jamás.
Hasta en eso es un maestro, la mediocridad no es precisamente su fuerte.
Supongo que sepáis que le ha salido un hijo rapero y contrarrevolucionario llamado Silvito, nada cambia...
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