domingo, 24 de agosto de 2014

Un gran pitido



Un gran pitido

El intento del jazz es el de sacar el mundo a la superficie. Las otras músicas tienen un sentido más recóndito, más subterráneo y más religioso, un sentido introspectivo y legal.
La música del jazz pone en circulación al mundo, hace bailar las palmeras, despierta el apetito del ja-ma-la-já y nos lanza sobre el gran sandwich de la realidad.
Aparece en todo momento mezclado de lo selvático y lo moderno, y por eso sus pitos no son pitos cualesquiera, no son pitos de verbena ni pitos tranviarios, sino los pitos de los árbitros en los grandes estadios y pitos de director de esclusas del canal de Panamá. ¡Así que no es nada! El pito que sirve nada menos que para unir dos mares y que se abracen como dos inmensas morsas es el que pita en el jazz.
El jazz ha inventado también una voz humana, es la voz que resuena en los bosques y con la que parece que nos llaman, cuando en verdad es voz de pájaro y de viento en las flautas vivas de los cañaverales, flautas con tantas virginidades como nudos tienen; voz humana de parque zoológico, limpio de sufrimiento, hija del roce de los instrumentos raros, audaces de sincopaciones (...).
El jazz es una orquesta para las grandes cataratas, para las grandes selvas en silencio, cuyos músicos no conocían el papel pautado ni las notas, y de ahí el desorden y desmemoria que reina en cada partitura.

Ramón Gómez de la Serna - Ismos

7 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Magnífico este recuerdo a ¿Clifford Brown?
Texto pelín extraño de Gómez de la Serna.

Sirgatopardo dijo...

Sí señor, Clifford Brown, uno de los grandes.

Sirgatopardo dijo...

Extraño pero imaginativo, como no podía ser menos.

marian dijo...

No me gusta demasiado el texto (es por dar la nota:) Me transmite más escuchar a Freddie Hubbard.

marian dijo...

A Freddie y compañía.

carlos perrotti dijo...

Sí, Freddie te lleva a escuchar a Clifford. Me quedo con Clifford, del que me desasnaron por aquí.

Sirgatopardo dijo...

Clifford, si no hubiese muerto a los 26 años, quién sabe cuánto....