lunes, 12 de diciembre de 2011

Michael Garrick RIP

Fue, acaso, el más excéntrico entre los excéntricos habitantes del jardín del jazz británico. Un músico intuitivo, individualista y caprichoso, en el más noble sentido de la palabra. La obra de Michael Garrick, pianista, organista y compositor, abre el camino que conduce hasta los actuales abanderados de lo que el propio Garrick definió como la "inglesidad" del jazz, Keith Tippett, Robert Wyatt o Django Bates. Este ilustre pionero, que en 2010 fue nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico, falleció el pasado 11 de noviembre después de una operación de corazón, a la edad de 78 años. Michel Garrick nació un 30 de mayo de 1933 en Enfield, al norte de Londres. Su vida apenas se diferenciaba de la de cualquier otro preadolescente en tiempos de guerra, hasta el día en que un disco de boogie-woogie se cruzó en su camino: "No tenía ni idea de lo que era, solo sabía que yo quería tocar esa música". Alertados ante la posibilidad de ver a su hijo convertido en músico de jazz, los padres de la criatura le inscribieron en el University College de Londres, de donde salió graduado en Literatura Inglesa en 1959. De algún modo, el joven se las apañó para compaginar su recién adquirido amor por Shakespeare con la música del Modern Jazz Quartet, a cuya imagen y semejanza creó su primer cuarteto. En 1958, el refinado y pulcrísimo cuarteto de Michael Garrick actuó en el club Marquee, en el mismo programa que el saxofonista anglo-jamaicano Joe Harriott. La música "multicultural" de este héroe olvidado del jazz abrió los ojos al pianista, cuyo criterio artístico sufrió una mutación drástica. Una década antes del viaje iniciático de los Beatles a India, Garrick inició sus estudios de la música de aquel país, cuyos ritmos y requiebros melódicos incorporó a sus propias composiciones. En 1961, se convirtió en el director musical de Poetry & jazz in concert, un espectáculo músico-poético itinerante ideado por el poeta y editor Jeremy Robson. Cinco años más tarde creó su propio sexteto, del que formó parte la cantante Norma Winstone; acaso el más afinado, y el menos recordado, de los conjuntos de jazz europeo de la época. Junto a todo ello, a finales de la década, Garrick inició una carrera en paralelo como compositor de piezas de temática religiosa para conjunto de jazz y coro: sus Salmos de jazz (Jazz praises). La primera fue estrenada con toda la pompa en el año 1968, en la catedral de San Pablo de Londres. Feroz autodidacta, en los años setenta Garrick recibió sus primeras y últimas lecciones formales de música en el Berklee College, de Boston. En 1985, vio cumplido su sueño de dirigir su propia big band, la cual pudo mantener en activo hasta, prácticamente, el fin de sus días. Le sobrevive su hijo Rafael, guitarrista de flamenco. 
CHEMA GARCÍA MARTÍNEZ 09/12/2011EL PAÍS.com


2 comentarios:

Francesca Paolucci dijo...

Another great loss for music...

Sirgatopardo dijo...

Last days were bad times for jazz.