lunes, 24 de diciembre de 2012

¿Feliz Navidad?


Prepárense para el período más cínico del año. Se trata de una carrera de obstáculos en la que las barreras arquitectónicas no constituyen el problema. Los enemigos a batir son la gente, las costumbres y la tarjeta de crédito. Como padecemos crisis, no estaría de más que alguno ahorrase palabrería yerma y chupe con su bocaza cabezas de langostinos. La encomienda es por pura supervivencia. En esos días el personal luce su impostura, así que dan ganas de enclaustrarte y tontear con los efluvios del pegamento para desmarcarse de tanta cursilería. Para mí es un misterio por qué todo el mundo comienza a besarte y a desear que tengas un feliz año. Tienen doce meses para demostrar su lado sentimental, pero lo malgastan miserablemente. Hay quien mientras te besa comparte contigo una especie de hojaldre de maquillaje. Por indefensión, en la mejilla derecha te siembran la máscara de Lancôme; en la izquierda, marcas de la competencia, así que toda explicación es poca cuando llegas a casa. Ahora muchos hombres han caído en la cuenta de que besarse no está tan mal visto, por lo cual hay que tener cuidado, pues toda esa coctelería puede conformar una bomba de relojería y tú serías el suicida. Enciendes un cigarrillo y la ignición de ‘aftershave’ y maquillaje podrían trasladar los muebles del salón a Marruecos.

En Navidad puedes ejercitar el francés gracias a la televisión. Es un vocabulario limitado, pero mejor que nada. Los españoles no podemos presumir de políglotas, así que no está de más aprenderse de oído los eslóganes de las colonias. Aunque los locutores los pronuncian de forma tan encriptada que ni siquiera los entienden nuestros vecinos galos. No hay problema: los memorizas y son un potosí para derribar muros en París. Te sientas en un restaurante francés y dices “le parfum de” y enseguida aflora la empatía con el camarero, aunque arrancarle una sonrisa será cuestión de fe. 

En Nochebuena los cristianos conmemoran el nacimiento del hijo de Dios. Según la tradición, nació pobre en un establo. El alumbramiento sucedió hace demasiado tiempo, así que de la austeridad pasamos a la opulencia, en un extraño intento de ser consecuentes y desairar al vástago del carpintero. Ya llegará la cuesta de enero para parecerse a él. Las tarjetas de crédito tienen un grosor de medio milímetro. Cuando finalizan las dichosas fiestas parecen víctimas de la anorexia. Estaban gordas como focas el día quince, pero luego toda esa grasa queda esparcida en insondables recovecos comerciales. Las familias comienzan a hacerse preguntas presas del aturdimiento. Se convierten en funámbulos hasta febrero, un mes en el que la gente ya no te quiere tanto. Quizá quien te besó en diciembre te despida en abril y tu esposa dé un portazo, llevándose su agua de rosas y sus cremas milagrosas hechas con desechos vacunos o placentas latinoamericanas. Lo aconsejable ahora es afilar los codos para hincarlos sin miramientos a final de mes.


7 comentarios:

Juan Nadie dijo...

En esos días el personal luce su impostura, así que dan ganas de enclaustrarte y tontear con los efluvios del pegamento para desmarcarse de tanta cursilería. Para mí es un misterio por qué todo el mundo comienza a besarte y a desear que tengas un feliz año. Tienen doce meses para demostrar su lado sentimental, pero lo malgastan miserablemente.

Así es, pero sobreviviremos, qué remedio.

Feliz Navidad, a pesar de todo. Con Charlie Parker lo llevaremos algo mejor.

Esther dijo...

ja ja ja ja ja ja ja ja Eres único, Gato! Qué bueno! Genial! Cien por cien de acuerdo.

Felices Fiesta, amigo.

Viva Charlie Parker y su White Christmas.

Esther dijo...

Charlie hasta tocando villancicos era inconmensurable.

Francesca Paolucci dijo...

Bird always flies high! Merry Christmas from Italy!

Sirgatopardo dijo...

Juan, Esther, Francesca, felices fiestas a todos.

Anónimo dijo...

No sé, Gato. Una, que tiene o hasta ahora ha tenido cierta tendencia a mostrar con facilidad su cariño siempre, encuentra oportuno que al menos unos cuantos días al año las personas que son más tímidas, inexpresivas, setas, duras de corazón o de manifestación, tengan la ocasión de ser abiertas, si quieren, o la oportunidad de probar a dejar de ser cínicas, si quieren, y disfruten del cariño en cualquiera de sus formatos: palabras que dicen deseos sinceros, amistad entrañable, amabilidad, besitos, besazos, abrazos, recetas estupendas, comidas deliciosas, casas limpias no para fardar sino para hacer más acogedora una cena de familia que se reúne pocas veces...

Lo que después haga cada quién o lo que se permita recibir cada quién, depende efectivamente de cada quién.

Y total, la acusación de cursi y cínica la he conocido también fuera del tiempo navideño, así que...

Gracias por tus recetas, tus músicas, tu arte, tus comentarios y tu amabilidad, y que pases unas felices y apasionadas ("oyes", qué es verdad, vaya secretaria) fiestas.

Sirgatopardo dijo...

Igualmente.