Porque lo que es hermoso de por sí para qué tocarlo, Charlie Haden (contrabajo) y Hank Jones (piano) se dan el gusto de interpretar los viejos himnos espirituales –Down by the riverside, Going home- y los que no lo son, pero se le parecen -Come Sunday, de Duke Ellington- tal cual fueron concebidos, sin añadirles apenas nada que no venga contenido en el original. Un toque aquí, un solo allá. Les basta y les sobra con ser quienes son: dos de los mejores y más particulares instrumentistas que ha producido el jazz en su historia, más allá de la diferencia de edad entre ambos.
Que si no hay nadie que toque el bajo con la facundia y el gusto exquisito de Charlie Haden, tampoco existe pianista que pueda aproximarse, ni de lejos, a Hank Jones, maestro intemporal del instrumento que, aquí, ofrece la que, quizá, sea su última intervención en disco (falleció apenas 3 meses después de la grabación). La grandeza de ésta música reside, precisamente, en su aparente sencillez. Una belleza.
Chema García Martínez 10 ABR 2012 - 12:02 CET EL PAÏS
8 comentarios:
Y yo, menos todavía.
Efectivamente, una belleza.
La lista de discos imprescindibles en los que ha estado Charlie Haden es inacabable. Y Hank Jones, maravilloso. No conocía el disco. Voy para ya.
¡Gracias!
Es que son dos tipos, que aún no siendo virtuosos, poseen gusto y musicalidad de primer nivel.
Virtuoso también es el que llega a emocionar, nos quedamos con el gusto y la musicalidad que es otro tipo de virtuosismo.
Mucha gracias por el vínculo.
Haré un esfuerzo e iré p'allá ;-)
El vínculo merece la pena
Un placer "sencillo", suave. Gracias, Gato.
Gracias a éstos artistas que tanto placer nos proporcionan.
Publicar un comentario