A Bill Evans se le define en Vida y música... como un ser obsesivo, fóbico, retraído, arisco, introvertido, huraño, inseguro y autodestructivo. En su carrera, pasó de ser un músico clásico que interpretaba jazz -era un experto intérprete de Liszt, Chopin, Milhaud, Rachmaninov, Robert Schumann, Debussy, Ravel...- a estar considerado como un insustancial "pianista de salón" -acusación que se mantuvo constante hasta bien entrados los años sesenta- y como uno de los dos pianistas más influyentes del jazz contemporáneo, junto a Thelonious Monk, a partir de su descubrimiento por las nuevas generaciones de aficionados. El último romántico del jazz luchó a brazo partido por mantener sus señas de identidad: esa "pasión fría" que partía de un sonido y un tiempo únicos e intransferibles: "Me saca de quicio que la gente quiera analizar el jazz como si fuera un teorema intelectual. No lo es. Es sentimiento".
martes, 23 de octubre de 2012
Bill Evans Trio at Shelly's Manne Hole
A Bill Evans se le define en Vida y música... como un ser obsesivo, fóbico, retraído, arisco, introvertido, huraño, inseguro y autodestructivo. En su carrera, pasó de ser un músico clásico que interpretaba jazz -era un experto intérprete de Liszt, Chopin, Milhaud, Rachmaninov, Robert Schumann, Debussy, Ravel...- a estar considerado como un insustancial "pianista de salón" -acusación que se mantuvo constante hasta bien entrados los años sesenta- y como uno de los dos pianistas más influyentes del jazz contemporáneo, junto a Thelonious Monk, a partir de su descubrimiento por las nuevas generaciones de aficionados. El último romántico del jazz luchó a brazo partido por mantener sus señas de identidad: esa "pasión fría" que partía de un sonido y un tiempo únicos e intransferibles: "Me saca de quicio que la gente quiera analizar el jazz como si fuera un teorema intelectual. No lo es. Es sentimiento".
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8 comentarios:
Muy grande, Bill Evans. Efectivamente, el jazz es sentimiento, no le busquemos otras cosas.
En mi opinión, el más grande, al menos el que más me gusta.
Se puede educar el oído, conocer las circunstancias, la época del artista... pero como de verdad la música no te cuente lo que siente, nunca llegará a ser realmente grande.
Ese es el tema.
Es que el oído no se puede educar, por lo menos, así lo creo, se tiene o no se tiene, y no pasa nada; como el sentimiento, tampoco se puede educar, algo natural tendremos que tener, no va a ser todo prefabricado.
Es que a mí me gusta tanto Mal Waldron que...
Es que Mal Waldron es parecido, menos dotado técnicamente, pero igual de sensible y poético.
Ensimismados al piano.
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