Para muchos aficionados al jazz, el maestro Barry Harris es uno de los mejores discípulos que tuvo Bud Powell y escuchándole, es difícil desdecir esa apreciación. Barry es de ésos músicos que nace casi con un piano debajo del brazo. Estudió desde crío bajo la atenta mirada de su madre en Detroit, lugar donde nació en pleno crack de 1929, cuando la bolsa se hundía y la gente se tiraba por las ventanas. Estudio en la High School de Detroit y allí descubrió el bebop en 1946 mientras tocaba con una orquesta amateur que, como mucho, llegó a ganar algún concurso. La profesionalidad le llegaría más tarde, pero sería con un cargo nada desdeñable, ya que se convirtió en el pianista titular del club Bluebird de Detroit. Allí tocó con Lester Young, Charlie Parker y Miles Davis, por lo que, si le faltaba algo por aprender, lo aprendió de los mejores. Más tarde sustituyó a Richie Powell, que había fallecido en el mismo accidente de tráfico que acabó con la vida de Clifford Brown, en el grupo de Max Roach mientras gestaba la idea de su propio trío. Fue grabando discos como acompañante y con su formación tocó, entre otros, con Lee Konitz y Roy Eldridge.
Fue entonces cuando empezó a impartir clases y a descubrir que la idea le agradaba. Grabó con el quinteto de Cannnonball Adderley, al que pronto abandonó por incompatibilidad de criterios musicales, se instaló en Nueva York y empezó a dedicar cada vez más tiempo a la docencia, llegando a ser nombrado profesor titular del Jazz Cultural Center. En 1987 realizó su primer viaje a Europa para participar en el Festival de Jazz de Boulogne y, desde entonces, cada vez que ha pisado el continente se ha acercado a España.
Fue entonces cuando empezó a impartir clases y a descubrir que la idea le agradaba. Grabó con el quinteto de Cannnonball Adderley, al que pronto abandonó por incompatibilidad de criterios musicales, se instaló en Nueva York y empezó a dedicar cada vez más tiempo a la docencia, llegando a ser nombrado profesor titular del Jazz Cultural Center. En 1987 realizó su primer viaje a Europa para participar en el Festival de Jazz de Boulogne y, desde entonces, cada vez que ha pisado el continente se ha acercado a España.
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